Historia [5 minutos de lectura]Tras los eventos de La Noche Antes de Arribar, la vida de Striker ha cambiado.
El Estado de Danova siempre ha prometido bienestar para sus habitantes, pero a pesar de todo intento, hay caos recurrente en distintos sectores de Los Santos, San Fierro y Las Venturas, sin hablar de las zonas remotas.
Cualquiera que haya arribado a la ciudad sabe que lo último que se espera es un estado seguro.
Striker ha conseguido emplearse en numerosos trabajos e incluso ha tenido contacto con poderosas organizaciones lícitas y criminales de la ciudad. Pero los constantes atracos por parte de minorías radicales lo empujaron a portar arsenal con él.
No obstante, a pesar de dar frente a los ataques, siempre salía en desventaja.
Una tarde, al salir del hospital, un vagabundo recargado en un poste le silba.- Eh tú, ¿los médicos no se han hartado de ti?
-Eder voltea y se detiene. - ... ¿Me dice a mí?
-- ¿Tu no eres el transportista que dio bala a a tres pandilleros en San Fierro?
-- Hace tres meses... A dos, uno se escapó.
- Dice discretamente tocándose la barbilla.- Me hace gracia verte llegar e irte del hospital, una y otra vez...
- Dice y se acerca a Eder.Striker se mantiene ahí, esperando a aquel señor.- Am, ¿crees que puedas llevarme a esta ubicación?
- Dice el vagabundo enseñándole un papel con garabatos.- Lo siento, no sé si tenga alguna entrega pendiente.
-- Anda, no queda lejos de acá.
-Eder voltea a su alrededor, y sin tener otra excusa, acepta y ambos caminan hacia el Blista Compact.- ¿Cree que los médicos se enfadaron de mí?
- Dice Eder abriendo el coche.- No sé, pero al menos las enfermeras no parecen cansarse de usted.
-- Ja. Venga, suba.
-Al llegar al sitio marcado, ambos bajan.- ¿Te gustaría ver algo?
-- No sé, es que no quiero perder más tiempo. No sé si me entienda.
-- No será pérdida de tiempo.
-Eder agacha la cabeza y aquel sujeto dirige ahora el camino.
Saca unas llaves y abre la puerta de aquél sitio escondido.
Al entrar al oscuro y polvoriento lugar, Eder se da cuenta de un montón de RACKS de servidores encendidos que modelan en el centro del pequeño cuarto.- ¿Sabes qué es esto?
- Pregunta el vagabundo.- Más o menos.
- Responde, mirando con detalle.- No te haré perder mucho tiempo. Creo que esto le conviene a un par de empresarios.
-- No se moleste, créame, vivo bien y gano bien.
-- No, no, usted no vive bien. He estado ahí, viéndolo llegar una y otra vez a ese hospital.
-Ambos conectan miradas.- Pero me sorprende tu terquedad, tu bravura. Por eso, te estoy enseñando esto.
-- Es que, yo... No, no necesito ofertas de trabajo. Además, yo no sabría qué hacer con esto.
-- No te preocupes. Está todo listo, yo mismo lo conseguí todo y la red ya está en línea, únicamente necesito alguien para arrancar.
-- ¿Arrancar qué?
- Dice Eder, cruzando los brazos.- Mi negocio, nuestro negocio, es satisfacer las necesidades de minorías micro y ultra poderosas. Ya no ser el típico dealer que balean cada noche por ahí. Es, es un proyecto que busca expandernos por el mundo.
-- ¿Quiere vender droga por internet?
-- Más que eso, MUCHO más que eso.
-- ... Ya veo.
-- Ya tengo todo, simplemente necesito... Sicarios. Ya sólo me falta eso. Y usted puede ser un temido y bien pagado empresario de la Red Oscura...
- Eder, sin dejar de cruzar los brazos, camina mirando los servidores encendidos.- Mi abuelo decía: “El que no corre, vuela”
- Dice Eder.
- No estaba equivocado.
-- No, para nada.
-Eder voltea a ver al vagabundo, apunta su Desert Eagle y le dispara, dejándolo caer al suelo.- Veo que al final te ha ido mal, y tuviste que buscarme.
- Dice poniéndose encima del moribundo hombre. - ¿Creíste que después de todo yo iba a ser tu perra, y que no me iba a dar cuenta de quien eras? Aquél día en San Fierro, el que me empezó a disparar, el que abandonó a sus amigos y corrió... Eras tú.
-- ... Como sea, tú no sabes usar mi equipo...
-- ... Como sea, ya no es tuyo.
- Termina Eder.