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Mansión Di Strada, Red County
03/10/2021, 12:30 PM
Era una tarde soleada en las afueras de la mansión, un silencio abrumador la rodeaba, únicamente interrumpido por el sonido del auto que se aproximaba, un sultán de color negro, con vidrios polarizados que termina deteniéndose frente al portón.
Un hombre con traje completo de color azul, chaqueta desbotonada, y camisa negra estaba parado en el lateral izquierdo del portón, al divisar el sultán, levanta su diestra, tratando de llamar la atención del conductor.
[Guardia]: ¡Hey, Fierro!
Dentro del sultán, sentado en el asiento del conductor, estaba un hombre de gran altura, con un traje de color negro, zapatos del mismo color y un sombrero color gris oscuro, se trataría de Raúl Ferreira, sicario de la famiglia recientemente ascendido y apodado "Fierro". El conductor extiende su diestra hacia el touchpad en su lateral derecho, con su índice presiona un botón del mismo manteniéndolo presionado y devuelve su mano a su posición normal, reposando en el volante. La ventana a su lado izquierdo comenzaría a bajar lentamente hasta dejar el interior del vehículo completamente visible.
El guardia comienza a caminar hacia la puerta del sultán, al llegar al mismo, comienza a hablar con el conductor.
[Guardia]: Buenas tardes, Fierro.
[Raúl]: Buenas tardes, ¿pasa algo?
[Guardia]: Sí, un sujeto vino a entregarme una carta, dijo que la entregue a los sicarios.
[Raúl]: Bien, entrégamela a mí.
[Guardia]: En seguida.
El guardia dirige su diestra al bolsillo derecho de su chaqueta, el cual, se encontraría abierto, y de éste extrae un papel, arrugado, bastante desgastado y con un texto escrito a mano con tinta negra, seguidamente extiende la diestra en dirección a Raúl. Raúl recibe la carta con su diestra, para luego reposar ambas manos sobre el volante del vehículo.
[Raúl]: Bien, muchas gracias.
[Guardia]: Por nada, Fierro, nos vemos.
[Raúl]: Nos vemos.
El guardia comienza a caminar hacia el lateral donde estaba ubicado anteriormente, mientras que Raúl, dirige su mirada hacia la carta que sostenía entre los dedos de su diestra, para poder leerla.
Continuará...
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