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[Richman] 23 - 06 - 2022, 17:41 horas
Aquel día gélido 05 de Junio era un día común y corriente para Mia y Chris, ya que ambos suelen juntarse luego del laburo de él, en donde Mai lo espera con ansias para retomar los sucesos tanto banales como interesantes que les ocurren a ambos en el día a día.Mai: Si uno tiene miedo a querer a alguien por miedo a que muera, entonces, ¿para qué vivir? -exclamó con una voz cabizbaja, mirando a Chris mientras se arrima el cabello-. Aquel extracto lo leí en una novela de amor, y se me quedó dando vuelta.-dice mientras hojea un álbum de fotos entre sus dedos-Christian: Pues qué decirte. La vida da demasiadas vueltas y nos imaginamos situaciones en las que quisiéramos estar pero es que la propia vida es la que decide nuestro futuro, no nosotros. Eso se llama suerte, y no depende para nada de nosotros… -dijo con una leve sonrisa, acomodándose en el sillón- Jajaja… eso quisiera decir, pero en verdad nosotros forjamos nuestro futuro.Mai y Chris eran mejores amigos desde la infancia. Chris conocía absolutamente toda la historia de su amiga, y por todas las adversidades que ha pasado hasta el día de hoy. Adversidades que son mucho más que prosperidades.Chris: La vida no es color negro o blanco. Existe una gran variedad de gama de colores, cada uno con su significado, y cada uno más extremo que otro. -exclamó mirando fijamente a Mai, mientras se acerca a ella, le entrega un pañuelo, y le acaricia el cabello-.
La idea de la vida, es poder aplicar cada color dependiendo de la situación para que al menos, sepas saber con qué color vas a sentirte en la posición más cómoda. Siempre tomar decisiones con sabiduría.
Mai: Pero es que tú sabes… La única persona que tengo hoy en día es a vos. Acabo de perder a mi último bebé, mi gran amor, mi gatito Kurama. -suspira mientras observa entre sus dedos, la foto de su gato fallecido Kurama-
Aquella fotografía que se observa es la primera del álbum de fotos el cual Mia está sosteniendo arriba de su regazo. En aquel álbum se divisa en la portada una selfie de Mia y Kurama. En las siguientes secciones, un sinfín de fotografías tanto de Kurama, como los demás animales que ella tuvo. La foto de la última sección del álbum es Kurama, el cual se divisa ubicado arriba de una cama, la misma se encontraba toda desordenada con una gran frazada de color rosa palo con notables marcas de arañazos.
Mai: ¿Cuántos errores habré cometido en mi vida pasada para que el karma se encargue hasta el día de hoy en que yo pasara la mayoría de los padecimientos del ser humano? El nacimiento, enfermedades, pérdidas de seres queridos, desamores, traiciones… tantos otros que ni sé si he descubierto más. -murmura sollozando, lamentando aún la reciente pérdida. Se coloca de pie, dirigiéndose hacia la terraza de su casa, y se sienta en el aire libre-.
De fondo se ve a Chris que la sigue por detrás, con unas compras embolsadas del supermercado. Ambos salen de la casa, y tras ella, él se detiene, deja las bolsas en el piso, y comienza a buscar dentro de ellas un par de cervezas y unas cajitas llenas de sushi que están dentro de la bolsa. Con ambos productos en mano, se dirige hacia su lado, compartiéndole una cerveza, y un par de rolls para ella.
Mai ante el asiento del las escaleras del patio, se inclina para sacudir el polvo que yace encima de él, para posteriormente sentarse. Luego, cruza sus piernas, prende un cigarro, mientras con su otra mano acepta la cerveza de Chris. Abre la cerveza, y exclama lo siguiente.Mai: Si fuese solitaria, nadie sabría cuando necesite ayuda, o cuándo esté en aprietos. Desde que me diagnosticaron aquella enfermedad terminal, he vivido mi vida llena de arrepentimientos. Siento que de pequeña, sobrevivía, mas no vivía. -detalla, mientras abre la lata de cerveza, toma un sorbo, fuma, y prosigue-. Seguir las reglas de mis padres que jamás velaron por mi bien emocional, para luego perder horas y horas de mi tiempo en estudios que no me sirvieron y no me llenan; mi vida de negro nunca tuvo matices. Nunca conoció los colores. Y el amor; haberlo perdido por orgullo, por creerme fuerte, y por no demostrar mis sentimientos para poder protegerme ante cualquier desdicha. -fuma-. Cómo odio esa coraza tan frágil que tengo por dentro, todo fruto de una niñez herida. Niñez que jamás pude sanar. Vida que jamás pude disfrutar.Chris: Has vivido sin poder disfrutar nada, porque al momento de hacerlo, te encierras en ti misma, y explotas. El miedo al dolor impide vivir, y es lo que te falta; vivir. -manifestó con algo de angustia, mientras observa los ojitos de Mai-. Ahora que no te queda mucho tiempo, es momento de vivir al límite, o por lo menos, arrepentirte con aquellas personas que estuvieron siempre a tu lado, pero que tú no quisiste conservarlas por miedo a herirlas. Ahora nada más haz lo que te haga feliz, porque una vez todo llegue a su final, no hay segundas oportunidades.
Mai: Sí, ya me mencionaste esto con anterioridad. -dice con una pequeña sonrisa, mientras dirige su pulgar hacia su rostro, secándose un par de lágrimas que se escaparon y recorrían su rostro-. De hecho, el hecho de que siga aquí, es meramente por ti. Si por algo estoy agradecida, es que siempre estés a mi lado, pase lo que pase. Te agradezco tus visitas, y aunque tengas tu familia, siempre has estado a mi lado, y eso nunca lo voy a olvidar.
De lejos se observa un auto acercándose poco a poco. Éste vehículo es un Admiral rojo mate un tanto dañado; el cual dentro de él se ubica un hombre de tez morena y bastante alto, quien va solo dentro del vehículo. Junto a esto, se escucha una emisora proveniente del mismo auto, el cual va ganando volumen mientras se acerca hacia Mai. Al entrar en casa, el auto procede a estacionarse, y se observa que el conductor baja las ventanas, más no se baja del mismo. Este, comienza a vociferar un par de palabras indistinguibles, por lo que por el otro lado Mai procedería a levantarse de manera desconcertada.
Mientras reposa su lata de cerveza en el piso, y con su mano diestra sostiene el plato de sushi, Mai se pone de pie con rapidez, y se dirige hacia el auto. Mientras camina hacia él, escucha por atrás cómo Chris la llama.Chris: Es mi hermano, tranquila, viene por mí. Necesitamos irnos por unos compromisos. Te prometo que mañana regreso y seguimos hablando de todo lo que quieras, y por cierto, no olvides lo que te dije: Haz todo lo que se te dé la gana. Vida solamente tenemos una y hay que divertirse.Chris camina rápidamente extendiendo su antebrazo derecho llevando su palma hasta la manija de la puerta de la camioneta; jalaría con leve fuerza hacia él consecuentemente abriendo la puerta. Posteriormente se monta en el asiento de copiloto mientras que simultáneamente cierra la puerta con su extremidad izquierda. Mai: Sí, claro, ¡nos vemos mañana! -exclama mientras se despide con su mano derecha, al mismo tiempo una sonrisa llenaba su rostro-
Mai da una media vuelta, y se dirige hacia la puerta de entrada de su casa. Al llegar a las escaleras, se pone de cuclillas y recoge la cerveza dejada allí con anterioridad. Seguido a esto, vuelve a ponerse de pie, extiende su brazo hacia la manilla de la puerta, girándola y llevándola hacia sí, para posteriormente entrar. Dentro de la casa, Mai se dirige hacia las escaleras de la misma, y sube con rapidez hacia su habitación.Bolsas en el piso, un par de cigarrillos acabados y aplastados, otro par de papeles tirados se observaban dentro de la habitación de Mai. La cama estaba toda deshecha, con las sábanas en el piso, y las frazadas colgando de la cama. Las almohadas ni siquiera tenían fundas, por lo que su natural color blanco, era ahora gris.
Toda la noche estuvo Mai con una pisca de serotonina producto de la leve motivación de su amigo, pudo ordenar toda su habitación. Gracias a esto, su bienestar aumentó un poco, por lo que ni siquiera se cansó de acomodar todo su cuarto, por lo que decidió mandarle un mensaje a un par de amistades dejadas de lado, y luego, a su viejo amor.Mai sentada en la esquina de su cama, y con su celular en mano, comienza a deslizar la pantalla y a buscar un contacto. Al encontrarlo, le presiona, y comienza a escribirle.Aquella pantalla tenía escrito en la parte superior de ella X y un mensaje de texto bien largo que ocupaba toda la pantalla táctil del mismo. Mai pasó toda la noche ansiosa, luego de dar el primer paso por vez primera en algo que podría darle un poco más de felicidad. Luego de esto, ella durmió plácidamente; esta vez, sin tomar pastillas para conciliar el sueño. Al día siguiente tenía bastantes cosas por hacer; una de ellas, contarle todo lo que hizo antenoche a su mejor amigo, para luego arreglarse y esperar a su visita.Se oye un ruido de motor de auto a las afueras del hogar. Mai, la cual estaba en el cuarto arreglándose, sale a medio vestir para abrir la puerta, mientras iba abotonándose la camisa. Antes de llegar a la puerta, se oye el timbre dentro de la casa, el cual suena dos veces, por lo que se observaría a Mai apresura el paso. Mientras se le observa a ella arreglando su vestimenta, comenzaría a vibrar su celular.Mai termina de abotonarse la camisa, se abrocha bien el pantalón y los zapatos, y se dirige hacia la puerta de su casa. Inclina su extremidad derecha en posición a la manilla de la puerta, y gira la misma, para posteriormente tirarla hacia ella.
Mai: Hola, Chris. Pensé que llegarías más tarde… Ven, pasa, durante el día hice aseo en el comedor, así que siéntate a gusto. -dice de manera apresurada, mientras cierra la puerta del hogar-.Dentro de la sala de estar de Mai, se divisa a Chris encaminándose hacia el comedor del hogar. Estando allí dentro, se sienta junto a Mai, y ambos se acomodan en aquel sofá de cuero negro uno al lado del otro.Chris: Ya pues, por qué tanto entusiasmo… Veo que ordenaste toda la casa, supongo que de temprano que estás de pie. ¿A quién invitaste? -preguntó con vehemencia-.Mai sentada en el sofá se inclina junto a Chris, cruza las piernas, y se posiciona cómodamente. Comienza a entrelazar sus dedos en su cabello mientras le habla a Chris, y seguido a esto, prende un cigarrillo, y comienza a fumar con cierto entusiasmo. Con su zurda saca el celular de su bolsillo, lo desbloquea, y se lo entrega.Una carcasa color rosado y celeste cubre aquel smartphone de Mai, en donde en el centro de él se puede leer un texto bastante largo. Chris estaría leyendo aquel texto detenidamente, mientras se observaría a Mai fumando su cigarrillo algo nerviosa. Después de un momento, Chris procedería a entregarle el celular a Mai, y ambos se quedarían viendo a los ojos con una mirada de complicidad.Chris: Ay amiga, qué impulsiva que eres… Lo de vivir la vida al límite era con responsabilidad, siento que esta vez fuiste demasiado lejos… pero no importa. Por lo que leí, siento que tanto tú como él están en la misma parada, al fin y al cabo mientras solucionen sus problemas antes, mejor.Mai: Obvio pues, van 2 años que no sé nada de él, ni siquiera sé si ha estado con otra mujer desde que terminamos esa relación… -suspira-. Por más que me haya alejado de él, siempre lo he tenido en mis pensamientos, y siempre he velado por su bien. Pero prefiero pedir perdón y empezar a vivir la vida desde un punto de vista que jamás lo hice, aun así me quede un par de años, meses, semanas o días… -exclamó dejando escapar un suspiro, y con una expresión melancólica-.
Mai se para del sillón, apaga la cola del cigarro, dejándolo reposar sobre el cenicero de la mesa, y se dirige hacia su cuarto. Dentro de él, se posiciona de cuclillas al frente de la mesa de escritorio, y dirige su mano derecha hacia él, abriéndolo con facilidad. Dentro del cajón se encontraba un montón de porquerías, como pastillas sueltas, llaves, encendedores, pendientes, collares, y una pulsera de oro blanco en donde salen las iniciales “M&P”. Mai toma con sumo cuidado aquella pulsera de oro blanco, y con ayuda de su zurda se la abrocha en su muñeca derecha. Luego de esto, comienza a escabullir entre todo el cajón en busca de algo. Mai mira fijamente al fondo de la cajonera, y lleva rápidamente su diestra hacia el fondo de ella, y recoge un papel doblado dentro de él. Lo lleva hacia sí misma, cierra el cajón, y se dirige nuevamente hacia la sala de estar.
Mai: Ten Chris, es la carta que le escribí a Pablo cuando terminamos. Carta que nunca le mostré. Pienso pasarle esto luego de que hablemos hoy, de paso también te conoce a ti aprovechando que estás acá. -exclamó nerviosa, mientras apoya sus manos en el sillón para posteriormente dejarse caer con delicadeza-. Chris: Hmmm, a ver… no creo que haya sido una carta para volver con él en aquel entonces, ¿o sí? -dice seriamente a Mai, mientras suspira y reniega con la cabeza de un lado para otro-Mai: Algo así… es solo para que me crea que en ese entonces no terminé con él por haberlo olvidado, sino que tenía mis razones. -explicó con cansancio, mientras se acomoda en el sofá posando su cabeza en los cojines de él- Hoy he estado bastante ansiosa, tanto así que me siento algo mal, espero poder verlo pronto para descansar de todo lo que he hecho desde anoche. -aseguró con timidez, mientras comienza a descansar y a cerrar poco a poco sus ojos-.Chris: Sí, oh. No te juzgo, ¿sabes a qué hora llegará?Mai: En media hora, -murmura- en media hora debe de estar acá, o menos… -replica, mientras se cruza de brazos, y posiciona sus pies encima de las piernas de Chris cómodamente- Eso sí, ¿puedes abrirle tú? estoy bastante fatigada, en cualquier momento siento que me muero -sonríe levemente, mientras con su diestra saca una frazada ubicada debajo de los cojines del sillón, y la estira tapándose entera-.Chris: Ay no te vayas a morir por asear… jajaja, claro, yo le hablo, descansa mientras…
Se oye el tono de timbre dentro de la sala de estar, por lo que se contempla a Chris parándose del sofá con cuidado, y por otro lado a Mai con los ojos cerrados, como si estuviera en un sueño profundo. Chris de pie, comienza a dirigirse hacia la puerta, abriéndola con rapidez, y por el otro lado, se divisa a un hombre bien vestido, de tez clara y ojos azules.Pablo: Sí, hola jaja si soy yo, Mai me dijo que iba a estar con un amigo, ¿dónde está ella? -preguntó mientras observaba por todos lados, en búsqueda de ella-.Chris: Creo que se durmió en el sofá, ven, pasa. No sé si despertarla ahora, o esperar una media horita, ya que no se mueve.Pablo: Noo tranqui, a ella le encanta dormir, la espero un tanto nada más.
Durante el transcurso de esa tarde, Chris y Pablo conversaban sobre Mai. Al parecer Pablo sí conocía completamente a Mai, por lo que Chris quedó sorprendido al enterarse que él no le guardaba ni una pisca de rencor a ella. Es más; sentía que la comprendía totalmente. Al pasar una hora, se dan cuenta que Mai aun no despierta, por lo que deciden hacerlo.Pablo: Hazlo tú que me da cosa a mi, no vaya a despertar y me odie por hacerlo jajaj -dijo preocupado, mientras empujaba sutilmente a Chris hacia adelante-.Dentro de la sala de estar se podría ver a Chris yendo hacia la dirección de su amiga, el cual se agacha y comienza a moverla. Por otro lado, Pablo vocifera un par de palabras con un timbre más alto de su voz normal, para que Mai pudiese despertar.
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