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En una jornada rutinaria en el entramado urbano de San Fierro, la cotidianidad se imponía con la presencia constante de actividades delictivas y conflictos entre organizaciones. Estos eventos solían captar la atención de la población y representaban el principal desafío para las fuerzas del orden. Sin embargo, en contraste con el guion establecido, este día se desplegó sin sobresaltos; fue una fecha de serenidad en el municipio, aunque la percepción de Starlyn difería notablemente.Starlyn se encontraba en la periferia, reposando en una modesta banca frente al mar en Bayside Marina. A su alrededor, el suave canto de aves marinas nocturnas se mezclaba con la brisa fresca, llevando consigo el característico aroma de la salinidad marina. Mientras disfrutaba del paisaje, a su lado se acumulaban varios envases vacíos de aperitivos, una botella de vino ya vacía y un paquete de chicles parcialmente usado, con varios de ellos ya consumidos. La penumbra del lugar dejaba entrever destellos tenues de luz lunar danzando sobre la superficie del agua, creando un ambiente donde la tranquilidad y la naturaleza se fundían en un armonioso espectáculo para los sentidos.[Starlyn ]: Hoy todo parece tan tranquilo... Pero ¿realmente lo es? ¿O es solo un breve respiro antes de la tormenta? — diría mientras observaba el agua en calma —
Starlyn tomó con su diestra el paquete de chicles, lo abrió con la ayuda de su siniestra y retiró uno de los chicles no usados del interior, tomando con su dedo índice y el del medio. Luego, sacó un chicle del envoltorio con destreza y, con la agilidad de su dedo anular, lo llevó hacia su boca para empezar a mascarlo.La mente de Starlyn yacía en un vacío desprovisto de objetivos o razones para persistir en ese momento. La jornada parecía haberle arrebatado la capacidad de sonreír, ya fuese debido a acontecimientos pasados, elecciones desafortunadas o nuevas sendas que no lograron brindarle beneficios, consumiendo su tiempo y, simultáneamente, erosionando su cordura de manera gradual.[Starlyn] :¿Por qué todo tiene que ser tan monótono? —murmuró consigo mismo mientras recogía los escasos objetos que aún permanecían en la banca—Starlyn se puso de pie desde la banca y se encaminó de vuelta hacia la parte trasera donde yacía su premier estacionada. Durante el trayecto, retiró el chicle de su boca, para luego arrogarlo al suelo.
[Starlyn] : Quizás necesito un cambio. Algo que rompa este ciclo interminable. — se dijo a sí mismo mientras deslizaba su mano en el bolsillo izquierdo del pantalón, extrayendo con discreción las llaves del vehículo —Con destreza, introdujo la llave en la cerradura de la puerta, abriéndose sigilosamente. Se deslizó hacia el interior del coche y, con un gesto fluido, cerró la puerta. Sutilmente, con las llaves en la mano, las insertó en el interruptor del vehículo y las giró.El rugido del motor resonó en el aire, acompañado por la danza de luces que se encendieron al instante. El vehículo cobró vida, transmitiendo una vibración agradable a través de su estructura. En ese momento, el susurro mecanismo se fusionó con la iluminación gradual del tablero, creando una sinfonía visual y auditiva que anunciaba que el automóvil estaba listo para emprender su camino.
Battery Point, San Fierro, La Basilica, 04:34 AM.
Starlyn se detuvo frente a La Basílica, el lugar donde todo había comenzado. El Night club era una antigua construcción de piedra, con un techo alto y un ambiente colorido. Starlyn la había visto miles de veces antes, pero esta vez, se veía diferente. Se veía sombría y desierta. Starlyn apretó el pedal del freno, haciendo que su auto se detuviera en seco en frente de basílica. Rápidamente alcanzó la guantera y la abrió con un rápido movimiento. Dentro, entre documentos y objetos personales, yacía una carta doblada. Starlyn la tomó, sus ojos se encontraron con el papel amarillento. Era una carta que había guardado durante mucho tiempo, una carta que contenía información sobre su partida.
Starlyn sostuvo la carta en sus manos, sintiendo la textura rugosa del papel bajo sus dedos. Sus ojos se perdieron en las palabras escritas mientras la luz del tablero iluminaba su rostro. Recordaba las decisiones que lo llevaron hasta ese momento, las elecciones que moldearon su vida de maneras inesperadas.[Starlyn]: Quizás sea el momento de enfrentar lo que dejé atrás. — murmuró para sí mismo mientras doblaba la carta con cuidado —Con movimientos precisos, guardó la carta doblada en el bolsillo izquierdo de su chaleco. Sintió el papel arrugado descansando cerca de su corazón, una conexión tangible con su pasado y las decisiones que había tomado. La noche estaba llena de incertidumbre, pero en ese instante, Starlyn encontró un destello de determinación en su interior.Starlyn apagó el motor con un giro preciso de la llave, el sonido del vehículo disminuyó hasta dejar solo el silencio de la noche. Guardó las llaves en su bolsillo izquierdo del chaleco y ajustó la carta cuidadosamente dentro del mismo. Bajó del vehículo con pasos decididos, cerrando la puerta con un clic suave.El crujido de gravilla bajo sus pies resonó en la quietud de la noche cuando se encaminó hacia la entrada de La Basílica. Las luces de la ciudad creaban un juego de sombras eran la fachada de piedra, resaltando los detalles arquitectónicos de la estructura.[Starlyn]: Bien, aquí vamos. — Dijo mientras de detenía frente a las puertas dobles, mirando la entrada con una mezcla de nostalgia y amargura —Sus dedos se aferraron al picaporte con firmeza, y con un suave empujón, las puertas se abrieron, revelando el interior del club en penumbra. Una vez dentro, el murmullo lejano de la música que alguna vez lo envolvía ahora estaba ausente, dejando un silencio que parecía más profundo que nunca.
Starlyn ascendió las escaleras con decisión, cada peldaño marcando su avance hacia la oficina de Hemzey. La luz tenue del club creaba sombras danzantes en las paredes. Cada paso resonaba en el silencio, un eco de su firme propósito mientras se acercaba cada vez mas. Al llegar a la puerta de la oficina, Starlyn se detuvo por un instante. La carta en su bolsillo era un recordatorio tangible de lo que estaba por enfrentar. Con un movimiento fluido, giró el pomo y abrió la puerta, revelando la oficina que alguna vez fue el núcleo de sus operaciones. Un escritorio de roble oscuro, rodeado por estantes llenos de recuerdos, se destacaba en el centro. La tenue luz que se filtraba por las cortinas creaba un juego de sombras sobre los elementos que contaban la historia de decisiones y travesías pasadas. Con pasos decididos, Starlyn cruzó el umbral y avanzó hacia el centro de la habitación. El escritorio de Hemzey, imponente en su posición central, parecía aguardar su llegada con expectación. La carta, resguardada en su bolsillo, tomó un significado más profundo con cada paso. Con gesto firme, dejó el papel sobre la mesa, como un testimonio palpable de su decisión de enfrentar el pasado y forjar un nuevo destino.[Starlyn]: Esto es todo, dios, ¿Qué mierda haré? — murmuró consigo mismo con un suspiro de frustración —
Sin perder tiempo, Starlyn se retiró de la oficina, cerrando la puerta con un resonante clic. Cada acción, desde el ascenso de las escaleras hasta el depositar la carta en el escritorio, era un paso más hacia la resolución de sus propio destino. De vuelta al pasillo central, el ambiente silencioso de La Basílica lo envolvía mientras descendía las escaleras. El susurro de la noche se mezclaba con el rugido suave del motor de su auto estacionado afuera, listo para llevarlo a la siguiente etapa de su travesía. Con la llave en la mano, desbloquea las puertas de su vehículo y se acomoda en el asiento. El motor cobró vida con un ronroneo suave, anunciando su partida. La luz de la ciudad parpadeaba en los retrovisores mientras se alejaba, marcando el inicio de la última tarea que le aguardaba para finalizar todo.
La carta que Starlyn dejó sobre el escritorio de Hemzey diría:
¿Un cierre o un nuevo comienzo?
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