Me vi obligado a subir estos dos pasajes porque sin ellos los capítulos precursores carecerían de sentido, bueno, más bien para usarlos como eje de referencia; están en la misma línea cronológica. Para no ser tan descarado, hice cambios y mejoras
Los episodios inminentes tendrán más el fin de amenizar a los usuarios, a diferencia de este y el siguiente, que para algunos puede llegar a ser una tediosa letanía. La serie se asemejará más a una novela, solo que seguirá las pautas del rol. Posiblemente use el clásico in media res
Cada capítulo constará de +70k de caracteres (a excepción de estos primeros), seguirán una línea cronológica, serán concomitantes y estarán relacionados, lo mismo con el medio IC, tal así como una novela.
El nombre de la serie es...
Tal vez en el epílogo comprendan el porqué del nombre
13/02/2004
Era un bonancible día, la presencia de las aves se hacía presente a través de su característico canto, los viandantes frecuentaban las calles de San Andreas, el viento se manifestaba al, sutilmente, agitar las hojas de los frondosos árboles, el sol resplandecía en su gran apogeo irradiando en el momento rayos de luz que cundían en todo San Andreas.
Allí, en Grove Street, ellos se encontraban, pasando por un momento de suma trascendencia. Fuera de la residencia, en su fachada; Marissa Kellington, Rick King y Eliseo King
Marissa Kellington era una mujer delgada y bella, su extenso cabello rubio hacía juego con un par de ojos azules y un contorno bien definido y curvado; vestía un esmoquin, jeans y zapatos negros.
Eliseo King poseía gran lozanía, una mirada firme y ambiciosa, era astuto y sagaz, tenía una actitud regia, aunque un poco frívola; su indumentaria era comprendida por un gorro redondo, alto y tejido a ganchillo, una camisa simple blanca sobre una estridente chaqueta de tono purpúreo, jeans marrón claro y un par de zapatillas simples azules y blancas
Rick King era un hombre corpulento y viril, tendía a actuar hostil con quienes no mantenía relación familiar: se preocupaba por ella; poseía cabello largo y descuidado, llevaba un atuendo rústico e impolítico, con un vaquero regular, una camisa sin mangas con un logotipo esporádico y cuyo color poseía un significado connotativo que podría relacionarse a la pestilencia, y un par de botas marrón claro.
Rick King: Creo que llegó la hora hijo, ya cumpliste los 20 años, llegó el día de tu íntegra independencia, ¿qué te parece?
Marissa Kellington: Rick, esta decisión es muy precipitada. Deberíamos de-
Eliseo King: No.
– dijo de forma exuberantemente aplomada y directa, sin titubeos – Tengo la iniciativa como emprendedor, sabré supeditarme, será así y punto final.
Rick King y Marissa Kellington: ¡Oh, hijo!
Un leve brillo se vislumbraba en los ojos de Marissa, su mandíbula parecería estremecerse así como, parcialmente, su muslo.
Marissa Kellington inopinadamente, dio un impetuoso impulso determinado por su pie derecho en dirección a Eliseo, al paso en el cual elevaba ambos brazos 90º desde los laterales de su torso
Marissa Kellington en cuestión de segundos, asió a Eliseo flexionando ambos brazos tanto como podía al encontrarse en contacto con él; lo envolvió en sus brazos, lo abrazó intensa y efusivamente
Eliseo King permitiendo tal acto, no se inmutó ni presentó cambios en su expresión facial, palmeó la espalda de Marissa suave y lentamente, estirando paulatinamente su brazo derecho
Eliseo King: Mamá… me estás empalagando
Marissa Kellington: Oh, hijo, cómo me embeleso contigo, ¿cuántos consejos podría darte ahora?
En el fondo, viendo tal enternecedor panorama e infundido por el mismo, a Rick se le ocurrió algo
Rick King: Ya vuelvo
– dijo, esbozando una sonrisa –Rick King estiró su pierna derecha hacia atrás hasta haber alcanzado 30cm desde su posición original, inmediatamente después, usando la consabida pierna como eje, giró su pierna izquierda 90º en dirección a la puerta de su casa
Rick King conluyendo su paso, giró su torso los grados que requería para situarlo “paralelo” a la parte de la cintura hacia abajo, después, se impulsó directo hacia el interior de su casa.
El vestíbulo de la casa era un simple pasillo cuyas puertas en los laterales llevaban a la cocina y a un baño. Al final del mismo, había un desvío.
Rick_King se impulsó, serena y vigorosamente, en dirección al inminente desvío, hasta al fin alcanzarlo y girar gradualmente en dirección a su derecha (donde el desvío se encontraba)
Lo que se hallaba tras ese desvío era una modesta habitación de cuatro paredes con un margen de madera con un leve relieve en su parte superior cuyo vuelo era relativamente bajo y cuyo ulterior tenía un diseño con módulos en matices cálidos
Rick_King se dirigió, parsimonioso y pasado el zaguán, hacia un mueble con varios cajones apaisados enfilados paralelamente
Rick_King direccionó su mano derecha hacia el tirador del cajón con la pretensión de asirlo, y flexionó el brazo correspondiente de la susodicha mano abriendo el cajón en el acto
Dentro del atiborrado cajón había algunos cordones de repuesto de varios colores, una ristra de tal vez una peluca, algunos bolígrafos y otras fruslerías más
Rick_King llevó su mano hacia el interior del consabido cajón e impelió la mole de objetos aglomerados escamparando así el centro del cajón
Justamente en la antedicha ubicación se encontraba un cuchillo de oro que relumbraba como una lupa convergiendo la luz del sol en su cénit
Rick_King llevó la misma diestra hacia el cuchillo en cuestión, lo sujetó fuertemente desde su mango de oro y flexionó su brazo correspondiente, llevándoselo consigo al paso en el que retiraba sus pies yéndose de la habitación
Eliseo y Marissa ya se habían despedido. Los ojos de la madre centelleaban y la estela de las lágrimas recorría su rostro pasando por las mejillas hasta la mandíbula.
Rick_King se dirigió a ambos y, desde la parte lateral derecha de su torso, extendió su brazo derecho con la palma de la mano extendida en su totalidad
En la palma de la mano de Rick había un cuchillo resplandeciente y suntuoso que, inclusive a simple vista, daba una ingente impresión
Eliseo_King impasible, con los ojos fijos en el refulgente objeto, entendió la insinuación: su padre le estaba tendiendo el cuchillo de su magnate bisabuelo
Eliseo_King: No puedo aceptar tal cosa, es una reliquia de la familia. – arguyó – Preferiría que lo vendieran
Rick_King: En absoluto, esto es herencia, es tuyo. Guárdalo, hijo, tenlo siempre consigo; te dará suerte.
Eliseo no creía en la superstición o en el presagio, pero era un increíble honor poseer tal objeto, lo guardaría y cuidaría como a su vida misma.
Eliseo_King: Está bien, lo aceptaré
– dijo, asiendo el cuchillo tendido y volteándose para el lado opuesto en donde estaban sus padres – Hasta siempre.
Desde el punto de vista de Rick y Marissa, se podría observar la figura de Eliseo desvanecerse hasta por fin desaparecer.
Así fue cómo Eliseo partió su viaje hasta el mero éxito dentro del ámbito ilegal. Fue fundador de la banda que se convirtió en la más reconocida y airosa de todo San Andreas en su apogeo: The Military.
Claro, no fue su caso empezar desde la cima, y así fue cómo emprendió en el ámbito ilegal.
24/06/2005
Era un tiempo borrascoso, el estrépito del viento inundaba la urbe de Los Santos, la humedad se hacía presente en cada rincón de la ciudad, viandantes brillaban por su ausencia. Las cumulonimbus ocupaban todo el firmamento del cielo. Allí se encontraba él, impertérrito respecto al turbulento clima, Eliseo King junto con su amigo de toda la vida: Santiago Doria.
Santiago fue su amigo desde la infancia, compartieron todo tipo de momentos juntos. En esta jornada, tras una escaramuza sobre quién, la mafia o la SAPD, estaba en mejores condiciones, Santiago Doria, con un tono un poco frívolo, empezó a hablar sobre un encargo que le habían mandado.
Santiago_Doria: Jaja, bueno, hablando de este tipo de cosas…
Eliseo_King: ¿Sí?
– dijo con curiosidad, mirando fijamente a Santiago – Santiago_Doria: ¿No te gustaría ganar un dinerillo extra?
– preguntó, convergiendo un poco sus túpidas cejas –Eliseo_King: ¡Claro que sí!
Santiago_Doria: Estemm… cómo te lo explico… – musitó como si estuviera hablando para sí mismo –
Eliseo_King: Dale, pelotudo, ¿me vas a decir o no?
Santiago_Doria: Es dinero fácil, si me entiendes…
Eliseo_King: No pasa nada, me anoto, cuéntame
– dijo con seriedad enardecida y un rescoldo de esperanza para por fin ganar algo de dinero – Santiago_Doria: Arre tonces, te ves confiado, más vale que sea así, eh – medio-gritó con una ascendencia en la entonación al final –. Después de haberte contado, ya estás comprometido.
Eliseo_King: Dale, contame, la concha
Santiago_Doria: Bien, bien
–carraspeó–. Pero no le digas a nadie sobre esto. La cosa es que viene un camión con banda de dinero, nuestro trabajo sería asaltarlo y…
Eliseo_King: Y robarlo.
Santiago_Doria: Sí, sí, eso, y robarlo. Felicidades, ya estás comprometido y dentro. Es mañana a la mañana. A las 6 en punto nos vemos en San Fierro, Doherty. En la misma gasolinera, no pasa nada. Ya sabes que la información que te di es confidencial, así que no se te ocurra pasársela a alguien porque serás hombre muerto, asimismo si no apareces, eh.
Eliseo_King: Tu puta madre seré hombre muerto. Ya sabes cómo soy, mantendré la boca más cerrada que tu orto. Ah, y no te hagas el duro, soplapollas.
Santiago_Doria: Jaja, esa es la actitud
– dijo al paso en el que flexionaba su antebrazo derecho acercando su correspondiente mano hacia Eliseo –Eliseo_King ya acostumbrado, realizó la misma acción con las mismas extremidades, como era lo asiduo, y flexionó sus dedos fuertemente, agarrando su mano en un apretón.
Después del apretón de manos, se despidieron y ambos consumados pandilleros se retiraron de la escena en direcciones diametralmente opuestas.
14/2/2020
Eran las 5 de la mañana y un atosigante ruido iterativo cundió el aposento de cuatro paredes, segundos después, un largo y perezoso jadeo se sumó al mismo.
Eliseo_King: Aghh, ¿qué hora es?
– musitó al paso en el que estiraba parcialmente su antebrazo derecho con ajobo en dirección al timbre consabido por él mismo y dejó caer el peso de la extremidad en la alarma en cuestión, apagándola en el acto –Eliseo_King abrió y cerró los ojos con estupor, un poco perplejo, estimulado por el preciado, gratificante y somnífero silencio tras la alarma y la suave y blanda cama en la que estaba dejando reposar todo su peso
Eliseo_King rápida e inopinadamente, con ambas manos apoyadas en la almohadilla, estiró ambos brazos en su totalidad inclinando su torso hacia adelante
Eliseo_King: ¡Mierda!
– gritó – ¡El trabajo ese!
Eliseo_King precipitadamente, se impulsó con ayuda de las manos, deslizó sus piernas al borde lateral de su cama, las estiró totalmente, para después dirigirse hacia la salida en dirección al baño.
Eliseo_King se detuvo hasta llegar frente al espejo, llevó su diestra hacia el jabón que reposaba en la pileta, y lo deslizó en ambas manos embadurnándolas en el acto, hizo lo mismo con su rostro después de abierta la canilla.
Eliseo_King se dirigió hacia la puerta principal, asió una chaqueta púrpura un poco holgada y deslizó su interior por ambas extremidades
Eliseo_King sujetó un par de championes esporádicos del suelo, posicionó su índice en uno de ellos y metió la parte delantera del pie en el fondo, después, deslizó su talón por el susodicho índice, calzando su pie en el acto; hizo lo mismo con el otro par
Eliseo_King se dirigió hacia la puerta, agarró la manija con su diestra torciéndola y flexionó su brazo hasta abrirla
Eliseo_King tomó la manija opuesta con el mismo brazo flexionado y corrió en dirección a su auto, estirando el brazo en cuestión y cerrando la puerta en el acto.
Era un día totalmente despejado, el firmamento del cielo estaba pintado de un azul claro y vívido, se podía ver el sol asomándose y dándole un color de matiz cálido a toda cosa perpendicular a sus rayos de luz.
No había casi ningún transeúnte, como tampoco se divisaba vehículo alguno; esto es normal, considerando la hora en la que se estaba.
Eliseo_King se dirigió hacia la puerta delantera de su vehículo, encaminó su mano derecha hacia su manija y flexionó su brazo correspondiente, abriendo así la puerta en cuestión.
Eliseo_King sin demora, tras la acción dada, llevó su pierna derecha hasta haber hecho contacto con el relieve central del vehículo al paso en el que bajaba su parte trasera en dirección al asiento y adentraba su otra pierna auxiliada por su par
Eliseo_King llevó su mano izquierda hacia la manija de la puerta delantera izquierda del vehículo para rápidamente flexionar su respectivo brazo manteniendo el agarre, tirando así de la manija y llevando consigo su puerta
El vehículo era uno deportivo automático, completamente inmaculado, pues la pulcritud era un atributo inherente a Eliseo; el interior estaba vestido de un negro poco saturado, con solamente dos asientos para ocupar y ningún adorno adicional
Eliseo_King sin más, encomendó su diestra hacia el interior del control de mandos, presionó una llave desde su punta entre su índice y pulgar, la insertó en el tambor y giró su muñeca 90º hacia la derecha
Un fuerte y atronador ruido cuyo timbre era el motor del vehículo se desplegó tras realizada la antedicha acción con una fiereza impecable; esto era un claro indicio cuán imponente era esa maquinaria, después de todo era un Infernus
Realmente era un vehículo alquilado, y ni si quiera lo había alquilado él, pero la simple posesión revitalizaba la vigorosidad de Eliseo.
Eliseo_King rápidamente, sacó el freno de mano, puso en marcha D y apretó el acelerador; el vehículo comenzó a avanzar paulatinamente.
Entonces, Eliseo, ataviado con una chaqueta púrpura, gorro y sombrero a la vez y lentes de sol oscuros, partió su viaje hacia su primer pícara travesura
Allí estaba Santiago Doria, parado frente a la estación de taxis de San Fierro, esperando a su amigo de confianza. No había ser vivo circunstante, incluyendo animales. El lugar estaba tan desolado como yo este 14 de febrero, tan desolado que se podría escuchar el bramido del viento.
Un ruido se escuchaba desde la lejanía y acrecentaba con el paso del tiempo; al apenas escucharlo, uno podría imaginarse el vehículo deportivo radiante y nuevo, con un motor tan poderoso que podría alcanzar el alta mar.
La indumentaria de Santiago era la usal: algunos objetos que oculten el rostro como lentes de sol, un gorro y una mascarilla; junto con una chaqueta verde, una camisa blanca debajo y jeans con zapatillas informales
Santiago_Doria: Uff, por un momento pensé que no ibas a llegar, bro. Lindo Infernus, por cierto.
Eliseo_King: Jaja, gracias. ¿Y cuándo viene el camión ese?
Santiago_Doria: Sí, respecto a eso, tenemos poco tiempo. Mira, tu trabajo será amenazarlos con este arma
– dijo, mostrando una presunta Desert Eagle sujeta por la palma de su mano derecha extendida mientras miraba fijamente la cara absorta y escéptica de Eliseo – Tranquilo, es de mentira
– esbozó una sonrisa –